La serendipia novela de Gabie Parpia

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Resumen

  • Título: La serendipia
  • Autor: Gabie Parpia
  • Protagonista: Ariana Edwards y Theodore Anderson
  • Género: Romance
  • Plataforma: Manobook

Ariana se vio obligada a casarse con un miembro de la familia Anderson. Sin embargo, mientras otros esperaban que tuviera un hijo con su nuevo esposo, ¡ella descubrió que su esposo, Theodore, estaba en coma! ¿Acaso Ariana viviría el resto de su vida como si fuera una viuda?

¡Inesperadamente, su esposo recuperó el conocimiento al día siguiente!

Theodore abrió los ojos y la miró con frialdad. “¿Quién eres tú?”.

“Soy tu… esposa”, respondió Ariana aturdida.

Al escuchar esto, Theodore parecía extremadamente molesto.

“No recuerdo haberme casado, así que este matrimonio no cuenta. Dejaré que mi abogado se encargue de los trámites de divorcio”.

Si no hubiera sido por la objeción de su familia, los dos se habrían divorciado.

Más tarde, concibió un hijo y quiso irse en secreto, pero Theodore descubrió su plan y la detuvo.

Ariana lo miró con terquedad en los ojos. “No te gusto y nunca me has tomado en serio. ¿Cuál es el significado de nuestro matrimonio? ¡Quiero el divorcio!”.

De repente, la arrogancia de Theodore desapareció y la abrazó con calidez. “¡Eres mi esposa, ni siquiera pienses en divorciarte de mí!”.

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La serendipia novela Capítulo 1 Venganza

“Señorita Edwards, necesito su firma en este formulario de consentimiento para llevar a cabo el procedimiento de inseminación artificial”, expuso el abogado mientras le presentaba el documento a Ariana Edwards.

La muchacha tomó el bolígrafo con fuerza, y sus nudillos se pusieron blancos mientras miraba el formulario de consentimiento.

El procedimiento estaba programado para mañana… y hoy era su boda.

El donante de esperma no era otro que Theodore Anderson, el hijo mayor de la acaudalada familia Anderson, y también su novio.

Pero el destino le había jugado una mala pasada. Theodore había sufrido un terrible accidente de auto tres meses atrás, y ahora estaba en coma y con pocas probabilidades de recuperarse. Su vida pendía de un hilo y no se sabía cuánto aguantaría.

La familia Anderson, conocida por su obsesión por la sucesión y el legado, estaba desesperada por garantizar la continuidad de su estirpe, así que el padre de Theodore, Darian, se encargó de conseguirle una esposa a su hijo. El esperma que Theodore almacenó años atrás iba a ser inseminado en el vientre de la novia antes de que él muriera.

Mientras Ariana miraba el formulario, su tez estaba pálida y sus ojos delataban una sutil sensación de pánico.

“Por favor, ¿puede dejarme un rato a solas para ordenar mis pensamientos? Necesito leerlo con calma”, le pidió al abogado con la voz trémula de emoción.

Tras unos segundos de silencio, este asintió y abandonó el cuarto.

Su salida dejó el lugar sumido en un inquietante silencio. La muchacha enseguida dejó la planilla sobre la mesa, y llamó a Jasper Anderson, su novio secreto, para pedir ayuda.

El destino quiso que Jasper, hermanastro de Theodore, fuera la mente maestra detrás de esta boda.

La vida de Ariana había dado un vuelco con el reciente fallecimiento de su padre y la crueldad de su madrastra, Glenda, quien la dejó sin nada, ni siquiera las pertenencias de su difunta madre, que también fueron robadas.

Tan pronto como Ariana se sintió acorralada, Jasper le hizo una propuesta: fingiría casarse con Theodore y encontrarían la manera de sabotear la inseminación. Tras la muerte del otro, Jasper se convertiría en el único heredero de la familia Anderson y, a cambio, prometió casarse con ella y ayudarla a recuperar las pertenencias de su madre.

Ariana, bajo los encantos de Jasper, aceptó en un principio; sin embargo, a medida que se acercaba el día de la boda, se dio cuenta de que no podía hacerlo.

Buscando consuelo y consejo de Jasper, intentó llamarlo, pero fue en vano.

En un estado de ansiedad, salió a escondidas a buscarlo. Se quitó los zapatos de tacón, los tomó con las manos y caminó por el pasillo, con el corazón acelerado por el miedo y la expectación.

Los pasos de Ariana se detuvieron de repente al acercarse a la última habitación al final del pasillo, donde oyó un leve ruido proveniente de la puerta ligeramente abierta. Era el sonido de una risita que le resultaba familiar, y también escuchó una voz conocida.

“Quédate conmigo otro poco, Jasper. Ariana no está para buscarte ahora”.

A la muchacha se le encogió el corazón en el pecho, pero se acercó para mirar por la rendija, solo para encontrar a Brielle, su media hermana, sentada a horcajadas sobre Jasper en el sofá. Las dos estaban semidesnudos.

Jasper habló con impaciencia mientras la empujaba para que se levantara: “Tengo que vigilarla. Temo que se eche atrás con lo de la boda”.

Pero Brielle, desentendiéndose de la preocupación, le dio un beso y dijo: “Oh, deja de preocuparte tanto. Ella siempre te escucha. Además, nosotros tenemos las cosas de su madre, así que ni se le ocurrirá huir”.

Sin perder un segundo, Jasper volteó a Brielle y se inclinó para besarla. “Tienes razón… Gracias, cariño. Me desharé de esa perra cuando termine el plan. Solo te amo a ti…”.

Ariana observó horrorizada cómo empezaban a practicar sexo, y sus gemidos y jadeos llenaban la habitación.

La realidad la golpeó con fuerza, y se quedó tambaleándose, luchando por mantener el equilibrio mientras retrocedía trastabillante.

La traición era demasiado grande como para que pudiera soportarla, y su corazón se rompió en mil pedazos mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.

La furia corrió por sus venas y cerró los puños con tanta fuerza que las uñas se le clavaron en las palmas. Escuchó los sonidos de la pareja en pleno acto sexual con una mezcla de asco y rabia.

Pero no estaba derrotada, no señor… Ella tomaría el toro por los cuernos en esto. No permitiría que esos dos estúpidos se salieran con la suya así como así.

Tras decidirlo, se secó las lágrimas, se volvió a poner sus tacones altos y regresó a la habitación donde, sin dudarlo más, firmó el formulario de consentimiento, decidida a convertirse en la verdadera nuera de los Anderson.

Y se aseguraría de que Jasper y Brielle pagaran por su traición, costara lo que le costara.

Por la noche, la residencia de la familia Anderson estaba iluminada por luces brillantes que proyectaban un resplandor precioso sobre el extravagante entorno.

Ariana fue acompañada a la habitación de Theodore por el ama de llaves justo después de la boda.

Este sería su primer encuentro con su supuesto nuevo esposo.

Según Jasper, Theodore era un hombre con una personalidad horrible, mal carácter y muy cruel, tanto que incluso trataba a su propia familia con frialdad. Jasper empleó todo tipo de palabras insultantes para describir a Theodore, incluso ‘feo’.

Ariana se había creído todo eso, así que luchaba por prepararse mentalmente para enfrentarse a un esposo que era de todo menos guapo. Sin embargo, cuando vio a Theodore por primera vez, a pesar de que estaba muy enfermo, no pudo evitar fijarse en su nobleza innata y en su apariencia increíblemente atractiva.

Aquello la dejó inmóvil junto a la cama, admirando las impresionantes facciones del muchacho, y empezó a dudar de todo lo que Jasper le contó.

En aquel momento, Jasper, quien estaba borracho y llevaba una botella, empujó la puerta y entró pavoneándose en la habitación, hablando en voz alta y sin tener en cuenta el estado de Theodore.

“Lo siento, Aria. Hoy estaba demasiado preocupado y lamento no haber respondido a tu llamada”, explicó, fingiendo remordimiento.

Ella tuvo que seguirle el juego de momento, así que contestó: “No pasa nada. No te preocupes”.

Ante esto, Jasper bebió un trago de licor y su sonrisa de suficiencia se ensanchó. “Sabía que me perdonarías; me quieres demasiado”, soltó con confianza.

Ariana apretó los puños, conteniendo su ira. “Ya es tarde. Podemos hablar de lo que quieras mañana”.

Jasper cerró la puerta, sumiendo la habitación en la oscuridad, y se acercó despacio a la muchacha.

Ariana retrocedió nerviosa, y le preguntó: “¿Qué quieres de mí?”.

Con una sonrisa perversa y el aroma del licor en el aliento, Jasper se abalanzó sobre ella y le dijo: “No debemos perder el tiempo. Si das a luz a mi hijo, nuestro hijo se convertirá en heredero de los Anderson”.

Él realmente no tomaba a Theodore en serio. ¡Cómo se atrevía a querer acostarse con su cuñada delante de su hermano!

Ariana se defendió gritando: “¡Suéltame!”.

Jasper se detuvo bruscamente, y ella lo miró con aturdimiento, notando que su expresión cambiaba a una de puro terror, como si hubiera visto un fantasma detrás de la chica.

Con voz temblorosa, Jasper balbuceó: “Theo-Theodore…”.

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La serendipia es un libro Romance sobre Ariana Edwards y Theodore Anderson de Manobook, escrito por Gabie Parpia.

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