Solo me interesas tú

Solo me interesas tú novela por Gingersnap PDF Descargar

Resumen

Maria tomó el lugar de su hermana y se comprometió con Anthony, un hombre discapacitado que había perdido su condición de heredero de la familia.

Al principio, lo que tenían solo era un matrimonio concertado. Sin embargo, las cosas cambiaron cuando los secretos sobre Maria fueron expuestos gradualmente. Resultó que era una hacker profesional, una compositora misteriosa y la única sucesora de un maestro internacional de escultura de jade… Cuanto mejor Anthony la conocía ella, menos él podía estar tranquilo.

El cantante famoso, el actor galardonado, el heredero de una familia rica, tantos hombres excelentes perseguían a su prometida, Maria. ¡¿Qué debería hacer Anthony?!

Capítulo 1 La adopción

En el área sórdida de un pequeño pueblo, un lujoso BMW estaba estacionado en la calle, y llamaba mucho la atención porque no coincidía con el entorno humilde.

Inexpresiva, una chica en un par de jeans desgastados caminaba hacia este con una maleta vieja en la mano.

El hombre de mediana edad en el asiento del conductor la miró de reojo y frunció el ceño evidentemente. Era obvio que no estaba satisfecho con la sencillez de lo que esta vestía.

“Vamos. Súbete”, la instó sin más.

La chica permaneció inexpresiva, ni emocionada de poder subirse a un auto de lujo ni asustada por la actitud fría del hombre en él.

Como se le indicó, ella abrió la puerta del auto y se sentó en el asiento trasero.

De inmediato, ella notó que ya había otra chica de su edad sentada en el asiento del copiloto.

Esta iba vestida completamente diferente en comparación a ella, con ropa y accesorios preciosos que nunca antes había visto en todo el pueblo.

“Entonces esa es ella…”, murmuró Maria Jenkins para sí misma.

Ella había reconocido a la chica en el asiento de copiloto; era Vivian Jenkins, la nueva actriz que recientemente había comenzado a ganar popularidad en el país.

El hombre en el asiento del conductor miró a Maria por el espejo retrovisor y le dijo: “De ahora en adelante serás mi hija. Te llevaré a Sheffield, donde vivirás tu nueva vida. Te asignaré a alguien que te enseñe cómo comportarte como le corresponde a una señorita rica, así que aprende a adaptarte a tu nueva identidad como una Jenkins lo antes posible. Por cierto, esta es Vivian, mi hija. Ya debes haberla visto en Internet”.

No obstante, apenas Bill Jenkins terminó de hablar, Vivian estalló en una carcajada contenida.

Hablando en inglés, soltó: “Papá, ¿no has visto lo pobre que es? ¿Cómo podría siquiera navegar en Internet y ver mi show?”.

Al principio, Bill se sorprendió de que Vivian le hablara con tal fluidez en inglés. Sin embargo, asintió con aprobación y respondió en el mismo idioma: “Veo que ya has progresado mucho en tu inglés, y está muy bien, pero eso fue un poco descortés, querida”.

Con una risita, Vivian volvió a responder en inglés: “Bueno, temía que a mi nueva hermana no le gustaría lo que dije, así que elegí hablarte en este idioma”.

Bill estaba impresionado con su hija, le dedicó una leve sonrisa y sacudió un poco la cabeza. “Aunque puede que ella no sea tan excelente como tú, sigue siendo una pariente lejana. De hecho, sería ideal para nosotros si ella pudiera tomar tu lugar y casarse con un Wilson”.

“Papá, ¿cómo puedes decir eso delante de ella? Ahora eres tú el que está siendo descortés”.

Pensando que su conversación sería incomprensible para Maria, ellos continuaron conversando en inglés sin escrúpulos.

Además, ya habían investigado el pueblo con anticipación, y sabían que solo había dos profesores de inglés en ese lugar remoto, y ni siquiera eran graduados de la universidad.

Si ya el nivel de los maestros era tan bajo, era normal que concluyeran que la educación de Maria también era mala. En fin, ellos creían que debía ser imposible para esa chica entender de qué estaban hablando.

En poco tiempo, el auto de lujo había salido del empobrecido pueblo.

Como Maria no tenía nada mejor que hacer en el camino a su nuevo hogar, sacó una vieja computadora portátil de su mochila mientras padre e hija conversaban en los asientos delanteros.

Todo ese rato, ella actuó como si en serio no entendiera su conversación y comenzó a escribir.

“¡Vaya! ¿Sabes usar una computadora portátil, Maria?”, soltó Vivian con una ceja levantada al ver el dispositivo en el regazo de la chica.

Por lo que ella sabía, en ese pueblo abandonado por Dios en efecto había más de cien familias cuyo apellido era Jenkins. Si bien su padre había logrado mucho en la vida, todavía tenía lazos de sangre con esos parientes pobres y molestos que vivían allí.

Por su parte, Maria perdió a sus padres a una edad temprana, por lo que creció con la ayuda de esos parientes.

Ya era un milagro que no se hubiese muerto de hambre como huérfana y que incluso se graduara de la escuela secundaria sin ningún problema.

Debido a su situación, era impensable que pudiera tener una computadora portátil.

“¿Esto? Oh, es solo para jugar”, respondió Maria en voz baja e indiferente.

Al escuchar su tono plano, un rastro de desprecio brilló ipso facto en los ojos de Vivian.

¿Qué?

Bueno, enseguida cayó en cuenta de que no debía sorprenderle algo así, pues ese tipo de entretenimiento era el de personas comunes y corrientes como Maria.

Vivian también notó que la superficie de la computadora portátil parecía tan vieja que ni siquiera podía identificar la marca.

“¿Cuánto te costó?”. Ella continuó fingiendo su curiosidad solo para saber cosas de la adoptada.

“No pagué nada”. Tras una breve pausa, Maria explicó: “Trabajé en una pequeña tienda de computadoras en la ciudad, y cuando el jefe no pudo pagar mi salario, comenzó a darme repuestos como pago. Eventualmente logré ensamblar esta computadora portátil yo misma”.

Vaya, ese debía ser un producto de gama muy baja.

De seguro, tal y como había dicho la misma Maria, solo podría usarse nada más para jugar.

De todos modos, tampoco era que Vivian supiera mucho sobre computadoras, por lo que creyó sin problemas que aquello no era más que un pedazo de chatarra.

“Bueno, supongo que va contigo”, dijo con una risa sutil.

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